Con él van de la mano centenares de ilusos románticos que pretenden, ¿Por qué no? Experimentar en cabeza propia y ajena las bondades del populismo que bien a bien desconocen.
El mencionado caso es un claro ejemplo de lo que la impunidad es en una persona resentida; la protagonista una joven que trabaja en un restaurante para solventar sus estudios universitarios, que muy en su papel de inconformidad se asumió como la encarnación de fiscal de un pueblo, interpelando con actitud majadera a una cliente, cuyo único error fue el haber querido consumir lo producido por la “gente de bien”.
Situación perfectamente aprovechada por el enviado de Proceso que comprometido al encargo de calumniar omitió los matices y puso en alto contraste lo ahí ocurrido, claro siguiendo instrucciones de los “autores intelectuales” destacados alumnos de la filosofía Goebbeliana y que por todos los medios pretenden crear un panorama desfavorable para la candidata del PAN, instalando trolles en puntos estratégicos que permitan documentar (de manera inducida) el que el descontento del “Pueblo Bueno” es tal que traen a salto de mata a la más cercana perseguidora de su enemigo de a mentis, cómplce de a debis; Enrique Peña Nieto.
Al entender la situación, motivaciones y ambiciones no podemos sino sentir un dejo de disgusto por las tácticas cobardes de quien se autonombra el “Embajador Internacional del Amor” que con mustia actitud arenga a sus huestes al reavivamiento del rencor y la sinrazón en pos del millonario hueso que saborea sin tener la menor posibilidad de resultar electo.
Así en medio de un juego de locos transcurren las campañas y editoriales soñando con remontar 30 puntos con el poder de la mentira y la cobardía.