martes, 29 de noviembre de 2011

John Ackerman en viaje de narconegocios por La Haya

En un historia convulsa del México copado por la narco-violencia que se ha escrito con sangre, dinero, mentiras y oportunismo. Entran a escena personajes obscuros que esgrimen una indescifrable filosofía cuando de ayudar a México se refiere, pero transparente cuando por el contrario exhibir banderas partidistas o insanos intereses se trata.

Ejemplos pueden citarse cantidad, pero de momento pocos como el “investigador” Ackerman pueden generar tanta polémica, cuando sus estrafalarios reclamos de protagonismo ponen en en ojo del huracán la seguridad nacional.

Personajes críticos por pretensión y rastreros por decisión como el antes citado y sus correligionarios Federico Arreola, Julio Hernández, Cármen Aristegui etc. son los fiscales del narco, “intelectuales” que esgrimen suposiciones como verdades irrefutables, ahora juegan un papel fundamental en busca del desprestigio del Presidente Calderón cuya única falta (y real trasfondo del anhelado juicio) es haber derrotado al dueño de sus corazones en cuanto a política se refiere; el iconexo Andrés Manuel López Obrador.

Si estos comunicadores, (i)letrados, investigadores y abogángters  y  no están en la nómina de alguna banda criminal no será por falta de méritos, pues han puesto e interpuesto cuanto sus confundidas mentes les dictan en enfermizo afán de difamar al titular del Gobierno Federal.

De no ser un asunto en extremo irritante resultaría cómico. Con mucha irresponsabilidad centenares de oportunistas contribuyen en la inestabilidad social en un ejercicio de cegera ideológica, empuñando el estandarte de “luchas sociales opuestas al bienestar social”.

Una premisa que podría ser ley de la disidencia izquierdista es: “soslayar el respeto y responsabilidad colectiva, pero exigir con alarde lo mismo que niegan”.

Ahora el non plus utltra Akerman amenaza con movilizarse al más puro estilo Macuspana por las céntricas calles de la Ciudad de México como protesta ante una advertencia velada por parte de Felipe Calderón como respuesta a su postura calumniadora y de sospechosa línea pronarco.

Ackerman está muy lejos de ser un savoir faire, sin embargo su esmero lisonjero pro AMLO le ha rendido frutos entre los devotos del culto que de promesas e incongruencias llena plazas y con refrigerios de la zona +52 llena estómagos de los desocupados de profesión, mientras tanto la delincuencia seguirá festejando y en su oportunidad financiando todas estas “iniciativas” ciudadanas que, lejos, muy lejos de la armonía social están, en tierras de los Países Bajos en viaje de placer y narco-negocios.

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