Leyendo algunos chairos en twitter no pude dejar de sonreír por la ingenuidad con la que estructuran sus arengas, de verdad ¿Pensarán que el Peje es aquel al que espera la nación mexicana?
Cuántas veces en los últimos años, días con mayor intensidad, días con menos; pero muchos, muchísimos con hartazgo nos refinamos la proclama de una Resistencia Civíl “Pacífica” encabezada, dirigida y generada desde el corazón mismo del Prócer de Macuspana. Vaya daño que el tipo le hizo al país, bloqueos, mítines, plantones, tomas de la tribuna, pero muy por encima de todo cuanto se nos pueda ocurrir cada mexicano paga con su hígado y quizás con su bolsa la negativa de sus vasallos hacia las reformas estructurales necesarias para el desarrollo económico.
Fernandez Noroña y Mario DiConstanzo encarnan el concepto de impunidad, cualquier intento descriptivo de su comportamiento cae en la ociosidad pues a estas alturas ¿Quién no los conoce? Pero no contentos con sus rutinarios esperpentos, como en el chiste de la hiena todavía se ríen y alardean en las redes sociales bajo la protección de sus aduladores el traspié de moda que le infringieron a la nación.
En pasados días recobró fuerza la memez del Peje cuando aseguró que su huevático Plantón, aquel que por berrinche instaló en la avenida más importante del país no respondió más que a su espíritu NeoGandhiano, SÍÍÍ Macuspana Filii Dei cuan psicólogo del orate colectivo implementó sendas terapias “psicóticas”con el único e inamovible fin tranquilizar el descontento de sus feligreses, donde también haciendo uso de sus dones de visionario auguró “revolución violenta”, donde “habría muertos”.
Sin temor a equivocarnos a los mexicanos nos esperaba un Preapocalipsis, mitigado por la obra y gracia del Peje, quien bajo sus carpas mágicas ofreció, Pan al hambriento y hueva al somnoliento, lo sé, lo sé, el contexto es de chiste mal contado, pues sin excepción el perjuicio fue general, lo mismo agresores que agredidos y por supuesto nadie le iba a regalar la presidencia a AMLO, qué tonto!
Pero regresemos a las redes sociales donde más de un izquierdista suplica por una revolución armada para que “el pueblo” recupere lo que le pertenece, pero ¿Quién es el pueblo?, ¿La minoría Pejista?, ¿Los Chilangos?, ¿Los Appos?, ¿Los Atencos?, ¿Los normalistas de Guerrero que son burócratas por ADN?, Que alguien nos diga ¿Quién desgraciados es el Pueblo?
Por una vez tomemos consciencia de nuestros actos, México no es la parte violenta de los estudiantes chilangos que con presunción de carencia de criterio compran toda la basura que sus resentidos y pusilánimes profesores les suministran, con ideales de igualdad irrealizables en el entorno económico histórico mexicano.
Una revolución no es fumar mota con impunidad en los campus de las universidades públicas como la mediocre UNAM, tampoco es gritar mentadas en CU o en el zócalo.
Un evento de este tipo representa un cambio (casi nunca favorable), con frecuencia alejado del ideal original, que encumbra generalmente a otra mafia, aveces más inmisericorde y corrupta que quien le precedió.
Si no preguntémosle a los Egipcios quienes envalentonados en multitud persiguieron hasta el exilio a Hosni Mubarak con la ayuda de la “diáfana” OTAN y los desinteresados gringos, y ahora vuelven a las calles no para apañar a un anciano impopular como gobernante, sino a los inhumanos soldados, quienes un día sí y otro también les propinan espectaculares madrinas con muertos de cajón y hospitalizaciones graves que en muchos casos dejan secuelas graves en los individuos.
En fin, la próxima vez que un demagogo incapaz de asimilar su derrota arengue a los improductivos del país a levantarse en armas, pensémoslo como conglomerado social, pues decisiones absurdas responden a mezquinos intereses particulares y sólo afectan a cada ciudadano que ve a México más allá de confusos postulados, de la pseudoizquierda nacional.
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