miércoles, 11 de enero de 2012

El ocaso de un sexenio sin reformas estructurales.

     Parece que fue ayer, cuando escuchábamos a un Felipe Calderón rezagado en popularidad pronunciarse a favor de las reformas estructurales con la rechifla del populismo y la descalificación directa de Andrés Manuel López Obrador.

    Los mexicanos de a pie percibíamos música en nuestros vapuleados oídos; pensar que monumentos de la desvergüenza como los insignes sindicatos de PEMEX, Seguro Social, SNTE, etc, habrían de desaparecer sonaba como el ticket pagado de una vía rápida hacia la prosperidad.


    La historia la conocemos de sobra, es aquella película que no queríamos ver y de la que terminamos siendo protagonistas.

     Calderón contra todos los pronósticos llegó a la presidencia y aún pasando sobre la humanidad de López Obrador y Fernández Noroña rindió protesta ante un congreso mercenario, esta debilidad infundida sobre la persona del Presidente lo entendieron AMLO y sus huestes, el agónico PRI y sus asociados, lo entendió la Tuta, Lazcano, El Chapo, lo entendieron los burócratas y cuanto arribista existe.


   De nuevo México a la intemperie en un convulso entorno político-social, existieron mil excusas, millones más de amenazas, para impedir, retrasar y descalificar las reformas que exigía el país si buscaba encaminarse al desarrollo sostenido.

    Fue mucho tiempo el que Calderón intentó negociar, tiempo en el que la oposición jugó su juego, a destruir y arrebatar, tiempo en el que las crisis azotaron el mundo, tiempo suficiente para que Brasil con legislaciones liberales en un gobierno de izquierda surgiera como potencia del cono sur.

    México perdió millones en inversión, en empleos, en salud, en bienestar y ganó el equivalente en desigualdad, en confrontación y muy particularmente en narcotráfico.


   Sin embargo la mayor pérdida se reduce a tiempo, seis años son muchos, desperdiciados en declaraciones estúpidas que intentaban enmascarar la derrota tras la justificación del inexistente fraude, seis años de campaña mediática vía Televisa.

   Pero y del país? De los burócratas improductivos que se comen puntos porcentuales? Quién fue capaz de abandonar sus insanas pretensiones? Beltrones?, Peña Nieto?, Amlo? Quién de los que aturden multitudes con las mismas estultas arengas fue capaz de ver por México en estos seis largos años?


    Hoy cuando la economía mundial es un caos milenario los gritos de alarma y desesperación se hacen más intensos, lo ha dicho José Ángel Gurría, lo dijo Calderón, Banxico, BIS y BID, sin reformas estructurales cualquier país se encamina al abismo, sólo entonces 66 meses después sujetos como Acosta Naranjo juran por lo más amado que darán la vida por México y sus enmiendas legislativas, un grito de SOS que no quisimos escuchar al tiempo, demasiado tarde quizá, ¿Justo a tiempo?, ojalá!.

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