Todo está perdido cuando los malos sirven de ejemplo y los buenos de mofa.
Demócrito de Abdera.
Nuestros gobernanres son transparentemente ineptos y deshonestos, el menor de los escrutinios los desenmascara como profesionales de la mentira y expertos en la ineficacia bien remunerada.
Ejemplos hay miles en los gobiernos estatales y municipales, no hace falta indagar para encontrar, más complejo resulta no percatarse.
Pero en nuestro pueblo idólatra, siempre sediento del nuevo santo que reemplace a su predecesor un par de truhanes de alta peligrosidad se han encumbrado como el referente de boomerang effect.
Este dúo resume en tres renglones todo aquello que le costó casi un siglo superar al país, pero de manera inverosímil el pueblo los aclama.
Por mera formalidad mencionaremos a Andrés Manuel López Obrador y Enrique Peña Nieto, de los dos podemos rescatar pésimo y turbio manejo presupuestal, al grado de tener que implementar artilugios legales desde sus sometidas cámaras para ocultar cuentas públicas.
Al día de hoy celebran una alianza de facto en torno a la mabición particular y el mal común, donde el bien nacional será siempre el daño individual a sus nefastos intereses.
Y en todo ese circo mediatico-cómico-político, aparece a escena un Presidente sobrio, responsable y mesurado, reconocido como líder internacional y galardonado con el Premio de Estadista Mundial, un hombre reconocido por líderes mundiales por la transparencia, persistencia y valor.
Felipe Calderón es sin atisbo de error un presidente ejemplar, quizás el mejor de la triste historia nacional, pero como en todo lo cómico todo héroe tiene a su villano y a este gran hombre que trabaja por LA PAZ y LA JUSTICIA, la débil pero demagógica contraparte unió fuerzas en torno a la detentación del poder que rayaría en la ilegalidad por la criminal plataforma sobre la que sustentan ideología y campañas de promoción.
Por hoy celebremos, celebremos en la certidumbre de que la oclocracia criminal se apresura a la consecución de un fin catastrófico para el país, pero nuestro héroe sigue vivo y luchará hasta el último día de su mandato, quizás para entonces la preocupación sea resignación por volver casi de inmediato a la prisión de la que soñamos por casi un siglo escapar.
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